¿Cuál es la indemnización por despido nulo?

¿Cuál es la indemnización por despido nulo?

La indemnización por despido nulo es una indemnización que se le paga a un trabajador por el despido improcedente o nulo de su contrato de trabajo. El monto de la indemnización por despido nulo varía en función de la antigüedad del trabajador, siendo de 33 días de salario por año de servicio para los trabajadores con más de un año de servicio, y de 45 días de salario para los trabajadores con más de cinco años de servicio. La indemnización por despido nulo se puede cobrar junto con la indemnización por despido improcedente, siendo el total de la indemnización de 78 días de salario para los trabajadores con más de cinco años de servicio.

La indemnización por despido nulo se puede solicitar ante el Juzgado de lo Social, y el plazo para hacerlo es de 20 días desde la fecha en que se produce el despido. Para poder cobrar la indemnización por despido nulo, el trabajador debe acreditar que su despido ha sido nulo, es decir, que no se ha ajustado a lo establecido en la Ley de Contrato de Trabajo. En el caso de que el despido sea improcedente, el trabajador podrá cobrar la indemnización por despido improcedente, que es de 45 días de salario por año de servicio, o la indemnización por despido nulo, que es de 33 días de salario por año de servicio.

El trabajador también puede cobrar la indemnización por despido improcedente si el despido es nulo. En este caso, la indemnización será de 45 días de salario por año de servicio. Si el trabajador tiene más de cinco años de servicio, la indemnización será de 78 días de salario. Para cobrar la indemnización por despido improcedente, el trabajador debe acreditar que el despido ha sido improcedente, es decir, que no se ha ajustado a lo establecido en la Ley de Contrato de Trabajo.

¿Cuánto es la indemnización por despido nulo?

Si has sido objeto de un despido improcedente o nulo, la indemnización que te corresponde percibir está establecida en el artículo 45 de la Ley de Contrato de Trabajo.

Por lo general, la indemnización por despido improcedente asciende a un mes de salario por año de antigüedad, hasta un máximo de 12 meses. No obstante, en algunos casos especiales, la indemnización puede ser mayor.

Por ejemplo, si el despido se produce por discriminación, acoso laboral o porque el trabajador haya denunciado una infracción, la indemnización puede ascender a dos años de salario.

En todo caso, el trabajador tiene derecho a percibir la indemnización correspondiente, sin perjuicio de las acciones que pueda interponer para reclamar sus derechos.

¿Qué es mejor despido nulo o improcedente?

Existen dos tipos de despidos que un trabajador puede experimentar: el despido nulo y el despido improcedente. Cada uno de estos despidos tiene sus propias consecuencias y ventajas para el trabajador, y es importante entender las diferencias entre los dos.

Despido nulo

Un despido nulo es aquel que se realiza sin una causa justificada o que incumple las leyes laborales establecidas. Si un trabajador es despedido de forma nula, significa que el despido es ilegal y el trabajador tiene derecho a recibir una indemnización por parte del empleador. En algunos casos, el trabajador también puede optar por ser reincorporado a su puesto de trabajo.

Despido improcedente

Un despido improcedente es aquel que se realiza por una causa justificada, pero que incumple las leyes laborales establecidas. Si un trabajador es despedido de forma improcedente, significa que el despido es legal, pero el trabajador tiene derecho a recibir una indemnización por parte del empleador. En algunos casos, el trabajador también puede optar por ser reincorporado a su puesto de trabajo.

En general, un despido nulo es mejor para el trabajador que un despido improcedente, ya que el trabajador tiene derecho a una indemnización más alta y también puede optar por ser reincorporado a su puesto de trabajo. No obstante, cada caso es único y es importante consultar con un abogado laboral para determinar qué tipo de despido se aplica a tu caso en particular.

¿Qué pasa si un despido es nulo?

El artículo 55 del Estatuto de los Trabajadores señala que existen determinadas causas que hacen que un despido sea nulo. En concreto, señala que los despidos que se produzcan por razones discriminatorias, por motivos relacionados con el embarazo o la lactancia, por ejercer el derecho a huelga o sindicación o por negarse a someterse a un control de drogas están considerados nulos. ¿Qué consecuencias tiene para el trabajador? Si un despido es nulo, el trabajador tiene derecho a ser readmitido en su puesto de trabajo y, además, a percibir la indemnización que corresponda en función de los años de servicio. ¿Qué consecuencias tiene para el empresario? Por su parte, el empresario debe hacer efectiva la readmisión del trabajador y, si no lo hace, deberá abonarle una indemnización de 20 días de salario por año de servicio, con un máximo de 12 mensualidades. ¿Qué pasa si el trabajador no quiere ser readmitido? En este caso, el trabajador perderá el derecho a la readmisión, pero podrá optar por cobrar la indemnización prevista en el Estatuto de los Trabajadores.

¿Qué pasa si el trabajador no quiere ser readmitido?

En la mayoría de los casos, el trabajador tendrá derecho a una indemnización si se niega a ser readmitido a su puesto de trabajo. Sin embargo, el empleador puede recurrir a la justicia laboral si considera que el trabajador no tiene derecho a la indemnización, ya que se trata de una decisión arbitraria. En este caso, se debe demostrar que el trabajador no ha tomado la decisión de forma libre y voluntaria, y que se ha visto obligado a hacerlo por circunstancias ajenas a su voluntad.

En cualquier caso, el trabajador tendrá derecho a recibir una indemnización si se niega a ser readmitido a su puesto de trabajo, ya que se trata de una decisión que afecta a su vida laboral y profesional. No obstante, el empleador puede recurrir a la justicia laboral si considera que el trabajador no tiene derecho a la indemnización, ya que se trata de una decisión arbitraria. En este caso, se debe demostrar que el trabajador no ha tomado la decisión de forma libre y voluntaria, y que se ha visto obligado a hacerlo por circunstancias ajenas a su voluntad.

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