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Quizá, para los ojos de algunas personas, soy una joven de 21 años que está a menos de un año de licenciarse en la carrera que le apasiona. Pero soy mucho más que eso: estoy llena de vida, de sueños y de ganas. A pesar de ser muy joven, llevo conmigo una gran mochila llena de sacrificio, disciplina, autoexigencia e ilusión. Dentro, también hay miedos, pero solo son un síntoma de las ganas que tengo de comerme el mundo.
Desde los dieciséis años he estado adentrándome en el mundo laboral; trabajando en muchos sitios y ocupando distintos puestos: desde camarera, profesora de latín y griego para alumnos de bachillerato, cuidadora de niños, limpiadora de casas, hasta dependienta. Desde los dieciocho he sido vendedora de ropa en diferentes tiendas y centros comerciales, algo que me hizo muy feliz porque desarrollaba lo que yo creo que es mi don: indagar y detectar a través de un gesto, una mirada o un silencio aquello que el cliente quiere o busca. De esta manera, tengo una gran experiencia en operaciones comerciales y servicio al cliente, pues el esfuerzo y la constancia han sido los elementos que me han permitido crecer y aprender.
Sin duda, quiero dedicarme a la publicidad. Creo que puedo cambiar el presente de muchas personas a través de mensajes, estímulos y caminos llenos de luz y creatividad para hacerles sentir que pueden iluminar toda su Diagonal o Gran Vía interior. Mi pasión es la literatura, la filosofía y la psicología. Soy amante de las personas, de las historias que se esconden detrás de sus ojos, de todo lo que callan pero a la vez chillan, de lo que parece que es pero no es. Soy amante del mundo interior, del subconsciente, de eso que somos cuando nadie nos ve. Pero, ¿y si alguien pudiera verlo?